Parra Finca las Fuentezuelas

MEMORIA Y PRESENTE DE FUENQUESADA, ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA EXCEPCIONAL

Memoria

No hay patrimonio más valioso que la infancia. Los recuerdos de los juegos frente a la casona de la finca permanecen grabados en nuestra memoria. El inabarcable olivar parecía mantenernos a salvo. Era como estar en una isla; un paraíso de juegos bajo el sol.

El pan y el aceite sobre el mantel blanco. Las aceitunas recién recogidas. Aquel sabor se le queda a uno grabado para siempre. La familia reunida en torno a la mesa, bajo la parra, y los niños corriendo y saltando entre las sonrisas de los mayores.

Hay algo de machadiana bondad en todo aquello.

Se aprende a amar el olivo jugando al cobijo de su sombra. Y con el paso de los años, surge la necesidad de dar las gracias a quienes hicieron posible aquellos días azules.

El tío Pedro Quesada siempre se dedicó a las cosas del campo en su finca de Las Fuentezuelas, heredada a su vez de sus padres. Él y su mujer no tuvieron hijos y la finca pasó a sus sobrinos, quienes siempre tuvimos claro que los días vividos en la vieja heredad jienense no debían perderse.

El aceite de oliva virgen extra Fuenquesada es el modo de mantener vivos aquellos recuerdos, aquellas emociones. Y es también el camino para agradecer a quienes nos precedieron haber sabido mantener este legado para las generaciones venideras. Porque el olivar de Las Fuentezuelas pertenece a quienes vendrán.

En el origen del virgen extra Fuenquesada está la esencia de la familia Quesada que nos vincula a la campiña de Jaén desde hace siglos. Hay lugares que están hechos de emoción.

Las Fuentezuelas y los Quesada —Fuenquesada— conforman una unión asentada en la lealtad, el respeto y el compromiso por unos modos ancestrales de entender la producción olivarera, cuyo fruto es este virgen extra de calidad excepcional, que ha sido reconocido internacionalmente allá donde se ha presentado.

Producir un aceite así no tiene más secreto que estos tres pilares: lealtad por quienes nos precedieron, respeto por el olivo y compromiso por mantener la máxima calidad de este valioso tesoro, este virgen extra único.

No hay maestro como el tiempo. Años y años de brega con la intemperie, a la vera de los olivos, nos han traído hasta aquí. Si el aceite de oliva virgen extra Fuenquesada es tan excepcional, es porque nos hemos mantenidos fieles a un proceso de producción puramente artesanal.

No hay maestro como el tiempo. Años y años de brega con la intemperie, a la vera de los olivos, nos han traído hasta aquí. Si el aceite de oliva virgen extra Fuenquesada es tan excepcional, es porque nos hemos mantenidos fieles a un proceso de producción puramente artesanal.

Familia Fuenquesada

Presente

Nuestras cosechas son limitadas y precisamente por eso podemos mantener un control absoluto sobre toda ella en cada etapa de su producción, desde la recogida nocturna hasta el embotellado y la comercialización. El virgen extra Fuenquesada es memoria viva. Por tanto, nada puede quedar al azar.

Elaboramos nuestro virgen extra exclusivamente con aceitunas de la variedad picual y para nuestra última cosecha —la 23— hemos puesto el acento en la memoria a través de una conmovedora intervención artística que la pintora Fátima Moreno ha llevado a cabo a pie de olivar.

El resultado es una obra de arte que celebra los sentidos —la memoria, cuando está envuelta en emoción, se siente con plena intensidad—. Un pedazo de nuestra memoria en forma de lienzo recolector acompaña a las exclusivas 2000 botellas de 500 ml envasadas en canister.

Nos sentimos profundamente agradecidos por formar parte de este linaje tan andaluz, tan mediterráneo y tan vivo. Somos conscientes de la fortuna que supone, en pleno siglo XXI, tener la oportunidad de mantener los métodos de producción de aceite de oliva virgen extra, tal y como se ha venido haciendo desde tiempo inmemorial.

Estamos convencidos de que el tío Pedro y la tía Conchita se sentirían orgullosos y satisfechos.